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Prepara el césped para afrontar el frío

Para que el césped afronte los meses más fríos del año en las mejores condiciones, practicarle estos cuidados:

• Abonalo/fertilizalo. En septiembre y octubre dale abono rico en potasio para que llegue fuerte al invierno. Los más aconsejables son los granulados de liberación lenta, que le proporcionan mayor resistencia ante las heladas; además, muchos de ellos contienen ingredientes que previenen la aparición de hongos, los cuales generan áreas de aspecto reseco y calvas con musgo. Además:

- Liberan los nutrientes a lo largo de varias semanas o meses, a demanda de la propia hierba.

- Reducen la pérdida de nutrientes por arrastre del agua.

- Evitan el riesgo de quemaduras en el césped.

También puedes aplicarle mantillo, compost o estiércol de caballo, que son abonos orgánicos de liberación lenta y mejoran la estructura y textura del suelo. Basta esparcir una fina capa por toda la superficie.

• Aplícale antimusgo. En septiembre y octubre también deberás aplicar un tratamiento antimusgo en las áreas donde suela formarse musgo, algas o líquenes, en general zonas húmedas, sombrías y/o donde el terreno se compacta. Un correcto escarificado, así como el drenaje de las zonas donde se formen charcos permanentes, prevendrán su aparición. Una vez que hayas aplicado el antimusgo espera que la superficie tratada se haya secado, ráscala con un rastrillo o escardillo, escarifícala y resiembra.

• Resiembra las calvas y zonas despobladas.Septiembre es una de las épocas del año más adecuadas para resembrar el césped, ya sea porque se ve poco abundante o porque han surgido calvas o áreas amarillentas o resecas. Afloja la tierra ligeramente con el rastrillo o una azadilla, esparce semillas de césped repoblador, aplica una capa fina de mantillo o recebo, y riega a continuación. Si las calvas se han producido a causa de la acción de hongos o de la presencia de musgo, debes aplicar el tratamiento adecuado antes de resembrar.

• Siégalo menos. Entre septiembre y noviembre pasa el cortacésped entre dos y tres veces al mes. En diciembre con que lo hagas una vez en todo el mes suele ser suficiente. Durante las semanas más frías sube la cuchilla y deja la hierba más larga para proteger la base y las raíces.

• Riégalo bien. Deberás tener en cuenta el tipo de hierba, el tipo de suelo, la evapotranspiración y las lluvias. Ten en cuenta que el exceso de agua puede resultar tan inconveniente para la salud del césped como su falta.

No dejes que se acumulen hojas secas

Cuando la hojarasca que se desprende de los árboles en el otoño se deposita sobre el césped impide que la luz llegue a la hierba y permite que se acumule humedad, lo que favorece el surgimiento de hongos perjudiciales. Bárrela de forma periódica con un rastrillo, una escoba de jardín o un soplador.

Protege el césped del hielo y la nieve

• Si se anuncian heladas, lo cual puede suceder a lo largo del otoño y el invierno, pero también en los primeros meses de la primavera (heladas tardías que sorprenden a la hierba cuando está rebrotando), riega el césped para generar mayor inercia térmica y minimizar los daños.

• Si ha amanecido escarchado o está cubierto de nieve, riégalo ligeramente para que el hielo y la nieve desaparezcan cuanto antes. Evita pisarlo para no producir daños en la superficie.

• Si está muy mojado, no pises el césped para no producir desgarrones y alterar la superficie.

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